El laberinto de los registros y notarías: La falta de unificación que complica tus trámites

Si alguna vez has intentado registrar una empresa, protocolizar un documento o simplemente realizar un trámite mercantil en Venezuela, seguramente te has encontrado con un “detalle” frustrante: en cada registro mercantil o notaría te piden cosas diferentes. Lo que debería ser un proceso claro y predecible, se convierte en una verdadera carrera de obstáculos, donde la experiencia depende más de la ventanilla que te toque que de la ley.

La falta de unificación en los registros mercantiles

Uno de los problemas más comunes en nuestro sistema es la falta de criterios unificados en los registros mercantiles. Por ejemplo, para un mismo trámite como la inscripción de una empresa, es habitual que en un registro te exijan el fondo negro del título profesional de los accionistas, mientras que en otro, adicionalmente, soliciten el carnet del colegio profesional correspondiente.

Este fenómeno no se limita a los documentos personales: también ocurre con las exigencias económicas. Así, mientras que en el Registro Mercantil «A» pueden solicitarte una cantidad “razonable” de capital social para ciertos trámites, en el Registro Mercantil «B»  podrían exigir hasta el doble o el triple, sin que exista una base legal o un tabulador único que lo respalde.

Notarías: exigencias arbitrarias y cambios sobre la marcha

Las notarías públicas tampoco se quedan atrás. Es frecuente que un documento perfectamente válido en una notaría sea rechazado en otra, solo por detalles como el tipo o tamaño de la letra, el color de la tinta, o la forma de identificar a los firmantes. En otros casos, comienzan a exigir documentos adicionales que ni siquiera aparecen en los requisitos oficiales del sistema automatizado. Esto genera desconcierto y, sobre todo, pérdida de tiempo para usuarios y profesionales.

¿Por qué ocurre esto?

Las razones detrás de esta falta de unificación son varias, pero hay un punto clave que no podemos pasar por alto: La ausencia de actualizaciones normativas claras y adaptadas a la realidad económica del país.

Hace algunos años, se publicó una providencia administrativa que establecía los capitales sociales mínimos según el tipo de actividad. El problema es que esos montos se fijaron en bolívares y, con el paso del tiempo y el impacto de la inflación, quedaron completamente desfasados. Hoy en día, los registros mercantiles se ven obligados a “interpretar” o “ajustar” estos valores por cuenta propia, generando diferencias arbitrarias entre uno y otro.

A diferencia del ámbito tributario, donde ya se han hecho ajustes en referencia a la moneda de mayor valor establecida por el Banco Central de Venezuela, en materia mercantil seguimos atados a criterios obsoletos y poco uniformes. Esta falta de actualización oficial abre la puerta a la discrecionalidad y, en la práctica, cada registro aplica el monto que considera conveniente.

Sería fundamental que las autoridades emitan una nueva providencia actualizada, adaptada a la realidad económica y alineada con los estándares modernos de otros sectores, para así garantizar mayor seguridad jurídica y equidad en los procesos mercantiles.

En el caso de las notarías, la situación responde principalmente a la falta de lineamientos claros y uniformes provenientes de la autoridad rectora. Aunque existe normativa general sobre el funcionamiento de las notarías públicas, en la práctica, muchas decisiones sobre la presentación, forma y requisitos de los documentos quedan a discreción del notario titular.

Esto se traduce en que:

  • Cada notaría establece sus propios criterios sobre el tipo y tamaño de letra, márgenes del documento, color de tinta, e incluso el tipo de papel a utilizar.

  • Se agregan exigencias adicionales (como copias extra, documentos no previstos en la normativa o certificaciones particulares), según el criterio del notario o por “costumbre” local.

  • La falta de actualización tecnológica y de procedimientos automatizados refuerza la discrecionalidad, ya que los sistemas no están interconectados ni sincronizados para mantener criterios homogéneos en todo el país.

En resumen, la ausencia de una supervisión efectiva y de un manual operativo unificado para las notarías deja mucho espacio para interpretaciones personales y variaciones según la sede, lo que perjudica directamente la seguridad jurídica y la eficiencia de los trámites notariales.

Consecuencias para los usuarios

Este desorden impacta directamente en los ciudadanos y empresarios generando:

  • Pérdida de tiempo por trámites que se repiten o retrasan.

  • Aumento de los costos, ya sea por nuevas gestiones o porque hay que buscar documentos “extra”.

  • Inseguridad jurídica, al no existir claridad sobre los requisitos ni garantía de que el trámite se realice igual en cualquier registro.

  • Desaliento a la formalización, pues muchos prefieren no avanzar con sus proyectos antes que lidiar con tanta incertidumbre.

¿Qué puedes hacer como usuario? Recomendaciones prácticas

  • Pregunta antes de iniciar el trámite: Consulta directamente en la taquilla los requisitos actualizados (¡no te confíes solo en lo que aparece en la web!).

  • Prepara todo por duplicado: Lleva siempre copias adicionales y, si puedes, documentos que “sobren”.

  • Solicita información por escrito: Si te piden un requisito fuera de lo común, pide que te lo indiquen por escrito.

  • Acude a profesionales con experiencia: Un abogado que conozca la realidad de los registros y notarias puede ahorrarte muchos dolores de cabeza. 

¿Quieres evitarte dolores de cabeza? ¡Deja tus trámites en manos expertas!

En mi práctica profesional, he visto de todo. Por eso, si necesitas apoyo para registrar tu empresa, protocolizar un documento, o simplemente no quieres perder tiempo ni dinero por la falta de unificación en los registros y notarías, agenda una asesoría. Te ayudo a preparar todo lo necesario para que tu trámite sea lo más rápido y sencillo posible.

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